José María Velasco Gómez

 

José María Velasco y Gómez-Obregón (n. Temascalcingo, Estado de México, 6 de julio de 1840 - Villa de Guadalupe Hidalgo, Ciudad de México, 26 de agosto de 1912) fue un pintor paisajista mexicano.

 

Pintor mexicano que fue el máximo exponente del paisajismo decimonónico. Mientras sus contemporáneos se inspiraban en tópicos religiosos, mitológicos o costumbristas, José María Velasco hizo de la geografía mexicana, con marcado acento romántico en sus últimos años, el símbolo de la identidad nacional. Dibujante excepcional, con una técnica depurada, un trazo muy preciso y un refinado colorido, todas sus virtudes artísticas florecen en las monumentales visiones del valle de México, donde plasmó de modo naturalista y a la vez poético la grandeza del Altiplano. Fue profesor de numerosos artistas y el espejo en el que se fijaron (en sus primeros años) los muralistas José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, que luego desearían romper vehementemente con él para adoptar una pintura puesta por completo al servicio de la Revolución.

 

 

Joaquín Clausell

 

Joaquín Quirico Marcelino Clausell Traconis (16 de junio de 1866 - 28 de noviembre de 1935) fue un abogado, activista y pintor mexicano que dedicó toda su obra artística entorno al movimiento impresionista. De formación autodidacta, su obra se enfoca principalmente en los paisajes de México.

 

Nacido en Campeche, México, el 16 de junio de 1866. Pasó algunos períodos en las ciudades de Nueva York y París. Cuando éste terminó el bachillerato se mudó a la Ciudad de México con el fin de estudiar ingeniería aunque luego cambió a Leyes donde se convirtió finalmente en abogado en el año 1896, graduándose en la Escuela Nacional de Jurisprudencia. En su juventud fue un reputado caricaturista.

 

La afición de la caricatura lo relacionó con el periodismo y la crítica socio-política. En 1893 fundó el periódico El Demócrata, proclamándose en oposición al régimen dictatorial de Porfirio Díaz presente en ese momento. Esta publicación duró un corto período de tiempo y terminó con la prisión a Clausell y a su socio Francisco Blanco, quienes purgaron condenas en la Cárcel de Belén, donde escapó unos seis meses más tarde. Tiempo después volvería a ser encarcelado en esta misma cárcel en otras ocasiones pues él mismo se consideraba como un promotor de la libertad. Realizó publicaciones en el periódico El hijo del Ahuizote y apoyó a opositores como Heriberto Frías. En 1892 formó un partido anti-reeleccionista y escribió para el periódico La República.

 

Expuso su obra por primera vez en la reconocida Academia de San Carlos, gracias a la constante insistencia del Dr. Atl, quien lo había incluido en una exposición colectiva de los alumnos de esta academia. En 1921 expuso en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la ciudad de Nueva York, donde su obra recibió grandes elogios por parte de los críticos.

 

Clausell contrajo matrimonio con Ángela Cervantes, hermana de su buen amigo Antonio Cervantes; en la azotea de la casa de su esposa, en el Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya. Dispuso su estudio el cual decoró en sus cuatro paredes con bocetos de sus pinturas, alrededor de unos mil trescientos. Para poder contar con un espacio privado para reunirse con sus colegas y pintar, él mismo mandó construir las dos habitaciones de su estudio en la azotea del Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, que pertenecía en ese entonces a su esposa Ángela. Se recluyó voluntariamente en su estudio cuando ya se había convertido en pintor decoró los muros y pintó también su importante y conocida obra de caballete, que en una parte se puede admirar hoy en las salas del Museo Nacional de Arte (MUNAL) situado en el antiguo Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas, en la Calzada de Tacuba. El propio Clausell no se consideraba él mismo como un pintor, a tal punto que ni siquiera firmaba sus propios cuadros.

 

Joaquín Clausell fue miembro y fundador del Círculo Artístico en México y catalogado como el abogado defensor de los poco afortunados.

 

 

Gerardo Murillo Cornado

 

Nació en Guadalajara, Jalisco, el 3 octubre 1875.

 

Murillo fue un artista multifacético; fue un investigador de la naturaleza, considerado como el ideólogo del  movimiento muralista, en el cual impuso un estilo del que abrevaron Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, José Chávez Morado, entre muchos otros.

 

Conocido por su seudónimo de Dr. Atl, Murillo fue un hombre polémico, que además de su labor como paisajista, escribió numerosos libros que contenían cuentos controversiales en su tiempo por su temática y en tratamiento. También es autor de novelas como Un hombre más allá del universo (1935), El padre eterno, Satanás y Juanito García (1938) y Gentes profanas en el convento.

 

Murillo estudió pintura con Felipe Castro en su natal Guadalajara. En la capital del país ingresó a la Escuela de Bellas Artes al mismo tiempo que cursaba la preparatoria. Por su destacado desempeño, Porfirio Díaz le otorgó una pensión para que pudiera estudiar pintura en Europa (1911).

 

En la Universidad de Roma estudió filosofía y derecho. Colaboró con el Partido Socialista Italiano y con el periódico Avanti. Fue caminando hasta París para escuchar las cátedras de Henri Bergson sobre arte. Es en esta época que el poeta argentino Leopoldo Lugones lo bautizó como el Dr. Atl.

 

A su regreso a México trajo consigo un gran entusiasmo por la pintura renacentista, el neoimpresionismo y el fauvismo. Comenzó a impartir clases en la Academia de San Carlos de la Ciudad de México, donde tuvo como alumnos a Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.

 

Murillo también se interesó por la vulcanología, la cual estudió durante su estancia en Europa, en particular en Italia, aunque nunca dejó de ejercer el oficio de pintor. Con el propósito de dejar aportaciones técnicas a este arte desarrolló los  atl-color.

 

Esta técnica consistía en la aplicación de tintes secos o resina con los cuales se podía imprimir sobre papel, tela o roca; con ella pintó un friso de ninfas con guirnaldas floridas y cuadros de grandes dimensiones que representan volcanes para un filántropo de Puebla y para decorar una cafetería de la calle 16 de Septiembre de la ciudad de México.

 

Gracias a su interés por los volcanes tuvo la oportunidad de ser testigo del nacimiento del Paricutín en el año de 1943. A partir de esta experiencia elaboró apuntes y pinturas que expuso al año siguiente en el Palacio de Bellas Artes, para luego reunirlos y editar el libro Cómo nace y crece un volcán, el Paricutín, que apareció en 1950. Esta obra, es considerada como una joya en este tipo de temas.

 

Otras contribuciones de su trabajo son las monografías realizadas sobre las iglesias de México y las artes populares, que fueron en su momento revelaciones fundamentales para la educación pública. Por todo este trabajo obtuvo la Medalla “Belisario Domínguez” en 1956, y el Premio Nacional de Artes en 1958.

 

Murió en la Ciudad de México el 15 agosto 1964.

 

 

 

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